jueves, 28 de enero de 2010

Visto friamente: Usted tambien cuida su vaca?


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Visto Fríamente
Por Luis Flores


Usted también cuida su vaca?


La historia cuenta que el empresario deseaba enseñar a su hijo por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad, pretendía mostrarle como quitarse aquellas ataduras y utilizar su verdadero potencial.Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas.Aquella casucha estaba a medio derrumbarse, en las afueras de la ciudad en un cinturón de mísera, esa debía ser -sin duda- una la más pobres; el techo de lámina dejaba filtrar el agua, y la basura y desperdicios se acumulaban alrededor. Lo más sorprendente de todo era que en esa casucha de 10 metros cuadrados pudieran vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.Sus harapos y cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria.Curiosamente y en medio de este estado de extrema pobreza, la familia contaba con una posesión poco común: una vaca. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a la familia con un poco alimento. Esta vaca era la única posesión material con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.Ahí pasaron la noche el empresario y su hijo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la casucha y antes de emprender la marcha, el empresario sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló a la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven. “¿Pero qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?”Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que su padre hubiera matado esa vaca. Sin ella, aquella familia seguramente moriría de hambre.Un año más tarde, padre e hijo decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver que suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde casucha, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posibilidades, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven mientras que, vacilante, se debatía entre tocar la puerta y averiguar la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar confirmar sus peores sospechas.Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?Ignorante de quienes habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató como, coincidentemente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal.El hombre continuó relatando a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sido su única fuente de sustento. Sin embargo poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que pudiéramos alimentarnos.Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva.El muchacho y su padre habían permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, el padre llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó:¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estarían hoy mejor que antes?Seguramente no, respondió el joven.¿Entiendes ahora? Su vaca, además de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.Esa falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así fuera más que una flacuchenta vaca, les limitaba su futuro.Esa misma vaca que para ellos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria.Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, pero no lo suficiente como para querer cambiarla.¿Ves lo trágico de esta situación?Muchos de nosotros también tenemos una vaca. Ideas falsas que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de bienestar cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de posibilidades por descubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez que hayamos matado a nuestra vaca.

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