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Visto Fríamente
Por Luis Flores
¿Que hicimos mal?
“Si toda la gente rica y toda la gente de las iglesias enviara a sus niños a las escuelas publicas, sentirían el compromiso de concentrar su dinero en mejorar esas escuelas hasta que alcanzaran los ideales mas altos” Susan B Anthony (1820-1906)
Platicaba hace algunas semanas con un buen amigo de la infancia.
Hay un par de generaciones de mexicanos ordinarios que nos hacemos esta pregunta: ¿Que hicimos mal?
Nacimos en un México relativamente pacifico, crecimos en un medio ambiente sano, hicimos lo que pensamos que la gente normal hace en otros países: Estudiar, trabajar, formar una familia, ser ciudadanos comunes y corrientes, divertirse, ayudar a los amigos.
Fuimos a la escuela y aprendimos lo que nos enseñaron, nos graduamos de la universidad y nos pusimos a trabajar como era de suponerse.
Toda la vida hemos pagado nuestros impuestos y hemos cumplido con nuestras obligaciones.
Acudimos al sorteo del servicio militar y los que tuvieron que ir a marchar los domingos lo hicieron en el campo militar.
Nunca hemos fallado a votar en las elecciones y hasta ayudamos en las casillas.
Ayudamos en la medida de nuestras posibilidades a diferentes organizaciones: Donamos a la cruz roja, compramos boletos de rifas para obra benéficas, nunca nos negamos a cooperar.
Nos unimos a los rotarios, a los leones, a los sertomas y hemos sido parte de organismos empresariales o profesionales.
Estamos desilusionados con el México que vemos: niveles de inseguridad nunca vistos, robos a manos armada, secuestros, extorsiones. Miles y miles de delincuentes organizados a lo largo y ancho del país. Las policías municipales y estatales de cientos de ciudades mexicanas están llenas de policías sin preparación, sin el equipo necesario, con sueldos que no les alcanzan para vivir, muchos usan drogas, y muchos son corruptos.
Estamos desilusionados con el sistema de educación pública, ni pensar en enviar a nuestros hijos a escuelas públicas, tenemos que pagar colegiaturas caras en escuelas privadas para ver si así salen mejor preparados.
¿Que hicimos mal?
Mis tres únicos lectores saben que he vivido en Canadá desde hace muchos años. Este país me ha abierto sus puertas y he aprendido que un país desarrollado no se construye de la noche a la mañana, y que para tener un país de primer mundo no es suficiente ser un ciudadano común y corriente, es necesario también ser un ciudadano de primer mundo.
Al ver y conocer las bondades del sistema de educación pública Canadiense me pregunto: ¿No hubiera sido mejor que nuestros padres y nosotros mismos en vez de enviarnos a nosotros y nosotros a nuestros hijos a escuelas privadas nos hubiéramos emperrado en enviarlos a escuelas públicas? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos participado en forma ferviente y activa -yo diría hasta feroz- en el mejoramiento de esas escuelas, de esos programas de educación y de esos maestros normalistas? ¿Cómo? Participando en forma positiva y constructiva pero a la vez en forma apasionada en esos consejos de padres de familia, en las juntas con los maestros y los directores, alzando la voz en cada escuela pública y en cada rincón de México. ¡Los hubiéramos hecho pedazos! Los hubiéramos obligado a ser mejores, hubiéramos ayudado a tener mejores programas, mejores maestros, a ser mejores escuelas. Hubiéramos ayudado a formar mejores personas.
Pero no lo hicimos, y no lo hacemos.
Esta es una de las razones porque el sistema de educación pública es mediocre, es obsoleto, y no produce alumnos con las habilidades que se requieren para construir un país de primer mundo.
Porque los mas educados pensamos primero en los nuestros: "Primero mis dientes y después mis parientes".
Preferimos enviarlos a escuelas privadas y olvidarnos de aquellos que no pudieron pagar esas colegiaturas: A esos que los ayude el gobierno, que para eso pagamos nuestros impuestos.
No deberíamos sorprendernos de todos esos policías sin preparación, ni de esos miles de delincuentes que extorsionan, que roban y que secuestran.
He aprendido que un país de primer mundo se construye día con día, mes con mes, pero con el esfuerzo diario de miles y miles de ciudadanos comunes y corrientes, pero que participan en forma exhaustiva y extraordinaria en cada pedazo de su entorno que les toca participar.
miércoles, 6 de enero de 2010
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